lunes, 23 de agosto de 2010

MARCIANO VIDAL.


En el siglo XVII, un tribunal de la Inquisición de Florencia obligó al científico Galileo Galilei a abjurar de rodillas por sostener que la tierra giraba alrededor del Sol. Una herejía, según la Santa Curia. Y a Giordano Bruno le quemaron en la hoguera por blasfemo, al no querer retractarse. En los albores del siglo XXI, el teólogo español Marciano Vidal ha sido obligado por la Congregación de la Santa Fe que dirige el pétreo cardenal Ratzinger a retirar de sus obras algunas afirmaciones que la Curia vaticana considera incompatibles con la doctrina moral católica. Vidal, cuya obra Moral de actitudes está traducida a infinidad de lenguas y ha sido santo y seña de los teólogos más aperturistas, ha teorizado desde el punto de vista teológico sobre cuestiones como la masturbación, la homosexualidad, los métodos anticonceptivos o la fecundación in vitro. El teólogo sostiene que no es «justo» calificar la masturbación como «intrínsecamente mala», que la condena de la homosexualidad no tiene un fundamento bíblico suficiente y que la píldora del día siguiente no es un método abortivo y puede ser aceptable en situaciones de especial gravedad. Son afirmaciones que seguramente suscribe la mayoría de los católicos, aunque los guardianes de la ortodoxia las condenan como contrarias a su moral. Vidal ha aceptado retractarse de esos pasajes de su obra. No tenía más remedio. De lo contrario, se exponía a que le echaran de la docencia. Parece mentira que a estas alturas de la Historia, la Iglesia católica cercene de esta forma la libertad de criterio de sus teólogos y se cierre en banda a cambiar la doctrina moral que imperaba en tiempos de Galileo.

Obligado a Retractarse

Vuelve la caza de brujas teológica. El cardenal Ratzinger, presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio), a través de su sucursal en España, condena «los errores y ambigüedades» de la obra del teólogo moralista Marciano Vidal y le obliga a retractarse. Hace años que este español de 64 años, una de las autoridades en la materia a nivel mundial, se halla en el punto de mira del guardián de la ortodoxia.

Hasta hace pocos años, en Roma no se atrevían a censurarle porque contaba con el apoyo de muchos obispos españoles. «Con la remodelación episcopal que se ha efectuado en España estos últimos años, Marciano Vidal ha perdido el apoyo del episcopado y por eso, Roma le cae ahora encima, en un intento de llevar la restauración a su culmen. Esto habla a las claras del endurecimiento actual de la represión de los teólogos», explica un moralista español, que prefiere guardar el anonimato para evitar represalias.

La misma nota de la comisión episcopal para la Doctrina de la Fe reconoce que «se concluye así un largo proceso de examen y diálogo sereno y provechoso comenzado en 1997». Tras el diálogo, Roma emite un veredicto de culpabilidad contra el moralista español. Eso significa que éste tiene que retractarse y «corregir los errores y ambigüedades que se hallan en algunos de sus escritos».

El cardenal Ratzinger le obliga en especial a «reelaborar su obra titulada Moral de actitudes, bajo la supervisión de la comisión episcopal española». «¿Cómo van a supervisar su obra monseñor Blázquez [obispo de Bilbao y presidente de la sucursal española de la Congregación] y el jesuita Martínez Camino, si Marciano Vidal es una autoridad de primerísima magnitud y sabe, por lo tanto, mucho más que ellos de esta materia?», se indigna otro teólogo.

¿Cuáles son los «errores» que tendría que corregir el teólogo español? Se trata, según los expertos, de reelaborar toda su concepción moral de fondo, así como las aplicaciones que de ella hace a las cuestiones de moral sexual. La obra más famosa de Marciano Vidal, Moral de actitudes, ahora cuestionada, ha sido el santo y seña de generaciones de seminaristas y curas de España y del extranjero desde los años 70. Está traducida a infinidad de lenguas, incluso al coreano. En ella sostiene, en síntesis, que el pecado, más que un acto, es una actitud. Es decir, que el pecado no es tanto un acto aislado como una actitud permanente. No se peca por decir una mentira en un momento dado, sino por ser un mentiroso.

De esta «opción fundamental» derivan una serie de consecuencias para la vida moral y sexual. Por ejemplo, el padre Vidal justifica en sus escritos la homosexualidad, la masturbación, la anticoncepción y la fecundación artificial.

Vidal reconoce que no «es justo» calificar los actos de autoerotismo de acciones intrínsecamente malas. Sostiene también que los «métodos interceptivos, es decir los que actúan después de la fecundación y antes de la anidación, no son abortivos», en contra de la doctrina episcopal sobre la píldora del día siguiente.

A juicio de Vidal, «no se los puede considerar como procedimientos moralmente lícitos para controlar la natalidad. Sin embargo, son moralmente aceptables en situaciones de especial gravedad, cuando es imposible recurrir a otros medios».

Fundamento

En cuanto a la homosexualidad, Vidal explica que la doctrina de la Iglesia «no tiene un fundamento bíblico suficiente». «Tales afirmaciones son incompatibles en el plano moral con la doctrina católica, según la cual existe un juicio preciso y firme sobre la moralidad objetiva de las relaciones sexuales entre las personas del mismo sexo», replica Ratzinger desde Roma.

El Vaticano acusa al padre Vidal de «alejarse de la doctrina de la Iglesia» también en otras cuestiones morales, como la fecundación in vitro.

Puesto entre la espada de Roma y la pared de su obra, el teólogo no tuvo más remedio que aceptar «reelaborar su obra». «No tenía otra opción. Si se niega, le retirarían la venia docente y no podría enseñar ni en Comillas ni en el Instituto de Ciencias Morales», dice uno de sus compañeros. Otro, en cambio, el padre Miguel Rubio, señaló a este periódico: «No quiero dar carnaza a la prensa. No van a conseguir enfrentarnos con los obispos. No quiero enciscar a un compañero».

Como dice el presidente de la Asociación de Teólogos Juan XXIII, Enrique Miret, «es una pena que condenen a un moralista tan equilibrado que lo único que ha hecho es casar la moral tradicional con los nuevos tiempos. Con estas medidas la Iglesia se está desacreditando y no se da cuenta de que la gente se aparta cada vez más de ella».

Una nueva batalla en la guerra teológica

Marciano Vidal es el último teólogo que sufre la censura del cardenal Ratzinger, pero no el único. En febrero de este mismo año, el jesuita Jacques Dupuis fue acusado por monseñor Ratzinger de escribir con ambigüedad, sostener tesis peligrosas y confundir los caminos de la salvación en su libro Hacia una teología cristiana en el pluralismo.

En esta obra, Dupuis trataba de establecer nuevos vínculos entre las distintas religiones. Algo que chocaba con el documento Dominus Iesus, firmado por Ratzinger en octubre de 2000, en el que se proclamaba que la fe católica «es la única verdadera».

«Dupuis se ha esforzado siempre en permanecer dentro de la fe católica, aunque no siempre lo haya conseguido. Sería deseable que pudiera continuar su trabajo, puesto que ha sido un pionero del diálogo entre las religiones», se excusaba entonces el padre jesuita Peter Hans Kolvenbach.

La firma de Dominus Iesus provocó bastante revuelo. Nada menos que 70 teólogos firmaron un manifiesto contra el cardenal por respaldar este documento.

Los teólogos calificaron Dominus Iesus de «inoportuno» por «sacar a la luz viejos contenciosos que se creían ya superados» y porque «abre una brecha entre las iglesias cristianas que tardará tiempo en cerrarse».

También acusaron a Ratzinger de cuestionar «el pluralismo, que es uno de los factores fundamentales de la cultura actual» y de ser insensible «a los logros alcanzados a lo largo de varias décadas de actividad ecuménica».

1 comentario:

  1. quisiera saber cuales son las 10 ensenanzas mas importantes del tomo I del libro moral de actitudes

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